¿Una oración de Jesús sin contestar? (Hebreos 5:7)

El Señor Jesús en los días de su carne y debilidad oraba continuamente a su Padre celestial. Especialmente lo vemos ofreciendo ruegos y súplicas a su Padre en el huerto de Getsemaní diciendo, «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Jesús estaba en angustia porque sabía que tenía que beber la copa de la justa ira de Dios para que su pueblo no la tuviese que beber. La pregunta que nos hacemos entonces es, ¿fue oída y contestada su oración? La respuesta es Sí. Jesús fue fortalecido para que pudiese sufrir la ira de Dios y después de morir resucitó demostrando así que su Padre lo había librado de la muerte. Podemos descansar en este sacerdote cuyas oraciones siempre son contestadas.

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