El apóstol reconocía una obra de gracia en los hebreos que se evidenciaba por su amor a Dios y su amor sus hermanos. Sin embargo él deseaba que estos creyentes no se descuidaran sino que pudieran ser diligentes en su vida espiritual. En ocasiones nuestro amor por Dios comienza a enfriarse, ya sea por negligencia, por descuidar los medios de gracia, por falta de fe o por mundanalidad. La manera en que podemos reavivar nuestro amor por Dios es asiéndonos de los medios de gracia en dependencia del Señor. Dios mismo desea que tengamos esa solicitud de amarlo a él hasta el fin porque sabe que es lo mejor para nosotros, y porque él quiere que tengamos una gran esperanza en las promesas que nos ha dado.