Sangre y agua (Juan 19:31-37)

Al ver que Jesús ya estaba muerto, los solados romanos decidieron no quebrarle las piernas sino atravesar su costado con una lanza. Todo esto sucedió conforme al decreto soberano del Padre. Y de la herida causada por la lanza brotó agua y sangre a fin de que los hombres entendiesen quién era aquel que había muerto y cuál era el propósito de su muerte. Por un lado, el costado de Jesús traspasado nos muestra que él era el Dios verdadero que descendió del cielo para dar vida y salvación a los hombres. Por otro lado, la sangre que salió del costado de Cristo nos muestra que por su llaga hemos sido perdonados de nuestros pecados, y el agua simboliza la vida y limpieza que hemos recibido en nuestros corazones. Solo aquellos que miran por la fe a aquel a quien traspasaron podrán recibir la dicha de la salvación.

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