¡Sal a ganar almas! (Juan 15:26-16:4)

Así como el mundo aborreció a Cristo, de la misma manera aborrecerá a los cristianos. La pregunta es, ¿cómo deben los cristianos responder a este aborrecimiento del mundo? La respuesta es: Evangelizando. La iglesia no está llamada a responder con odio o a huir, sino a hacerles el mayor bien posible, y esto es darles el mensaje de salvación a aquellos que nos desprecian. Testificamos del evangelio con vidas congruentes a la fe que profesamos. Pero no solamente con nuestras vidas debemos testificar, sino también con nuestras bocas. ¡Cuán importante es que la iglesia predique el evangelio con pasión!

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