En este salmo David se siente abrumado por los peligros, la oposición de sus enemigos y el sufrimiento. La sociedad que la rodeaba era malvada, lo cual era evidente porque usaban sus bocas para hablar mentiras y calumnias, tratando de atentar contra el reino de Dios. David entonces clama a Dios, quien como un refugio en noche de oscuridad, le respondió y lo consoló. Cuando el pueblo de Dios está rodeado de dificultad, sufrimiento y oposición, puede ser consolado al recordar que Dios juzgará a sus enemigos y al meditar en la Palabra viva de Dios. Las palabras de los hombres nos pueden herir, pero la Palabra de Dios nos consuela y nos sostiene como sostuvo a Cristo en esta tierra.