¡Oh, si él me besara con los besos de su boca! (Cantares 1:1-4)

La mujer de Cantares se encuentra cautivada por su amado no solamente por su belleza sino también porque ha probado las delicias de ese amor. Ella anhela los besos de su amado. Así la iglesia ama a Cristo no solo por su belleza sino porque él la amó primero y ahora anhela continuas demostraciones de su amor. Además, el amado de la mujer no es cualquier hombre, sino el ungido de Jehová, su esperanza. Cristo ofrece a su iglesia amor divino que satisface el alma porque él es su salvador y única esperanza.

Compartir: