Morena soy, pero hermosa (Cantares 1:5-8)

La mujer del poema ha pasado de un clamor intenso por el amor de su amado a una contemplación de su debilidad. Dice, «Morena soy»; su piel está lastimada por haber estado al intemperie. Esta es la confesión de la iglesia y del cristiano individual, quienes en esta tierra todavía tienen fallas, defectos y pecados. Pero la mujer no solo confiesa su debilidad, sino también su hermosura. La Iglesia es la institución más hermosa que hay en la tierra, y el cristiano reconoce que la obra hermosa que Cristo ha iniciado en él. Y así como la mujer quiere saber el lugar donde puede encontrar a su amado, el verdadero cristiano busca el reposo de su alma en Cristo.

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