La tumba no estaba vacía (Juan 20:1-10)

Aunque Juan y Pedro no vieron el cuerpo de Jesús al mirar dentro del sepulcro, pudieron ver que este no estaba vacío, sino que había algo allí dentro: los lienzos y el sudario. Al señalar la presencia de estas telas, el evangelista quiso darnos una enseñanza teológica. En primer lugar, los lienzos nos enseñan que la resurrección de Cristo marcan el inicio de una nueva creación, porque la resurrección de Cristo fue un evento sin precedentes donde su cuerpo fue transformado sobrenaturalmente y los lienzos quedaron puestos allí. En segundo lugar, los lienzos nos dan certeza de la resurrección de Cristo. Cuando comprendemos que por su resurrección el Señor Jesús inauguró una nueva creación, podemos vivir gozando de los privilegios del siglo venidero mientras esperamos con seguridad que él es un Salvador vivo que nunca nos va a fallar ni a abandonar.

Compartir: