La mies está lista (Juan 4:27-42)

En este pasaje el Señor Jesús da una exhortación a sus discípulos. Acaba de hablar con la mujer samaritana, quien ha sido transformada y ha encontrado el agua viva que ha satisfecho su alma. Es entonces cuando los discípulos vienen a Jesús. Pero el Señor se asombra por su actitud y les dice: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió y que acabe su obra”. Lo que nutre, fortalece y satisface a Cristo es hacer la voluntad del Padre al dar vida eterna a los hombres. Y es la comida que invita a sus discípulos a comer. Nos invita a dejar nuestra ceguera espiritual y las comodidades de este mundo para que abramos los ojos para ver por las cosas del Reino de Dios y la salvación de los perdidos.

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