La blasfemia contra el Espíritu Santo (Marcos 3:20-30)

Este es un texto que ha traído dolor, angustia y confusión para creyentes sinceros que piensan que han cometido el pecado imperdonable. Escribas de Jerusalén, hombres estudiosos del Antiguo Testamento, llegaron a Jesús y presentaron una acusación gravísima, afirmando que el poder de Jesús para expulsar demonios provenía del mismo Satanás. Jesús entonces responde por medio de tres parábolas para demostrar que lo que decían los escribas era algo ilógico porque un reino no se ataca a sí mismo. Finalmente, Jesús presenta una promesa y una advertencia evangélicas. El Señor promete que todos los pecados de los hombres pueden ser perdonados y después advierte que blasfemar contra el Espíritu Santo no será perdonado, porque ese pecado demuestra un rechazo consciente, malicioso y voluntario contra el testimonio del Espíritu Santo y la palabra de Dios.

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