A partir del versículo 20 y hasta el versículo 26, el Señor Jesús ora por aquellos que habrían de creer por el ministerio de los doce apóstoles. Y de manera especial ora por la unidad en su iglesia. Esta unidad es una unidad espiritual, es decir, obrada por el Espíritu Santo y tiene su base en la unión espiritual de los creyentes con el Dios Trino. Esta unidad con la iglesia es doble. Por un lado, es invisible y universal, porque cuando uno cree en Cristo inmediatamente se vuelve uno con la iglesia. Por otro lado, es visible y local, ya que todo el que está unido a Cristo da evidencia visible de ello al unirse a una iglesia local. Esta unidad se manifiesta al confesar las mismas verdades, en el amor fraternal, en el orden y sumisión de unos a otros, al ser de un alma y corazón, y al guardar la unidad de la paz.