Este texto nos describe uno de los ministerio del Espíritu en nosotros y por el cual es llamado Espíritu de adopción. Cristo les prometió a sus discípulos que después de su partida no los dejaría huérfanos, sino que vendría a ellos. Con esto él estaba se estaba refiriendo a la venida del Espíritu Santo. El Espíritu Santo no solo nos da la fe para creer en Cristo y ser declarados legalmente hijos de Dios, sino que además el Espíritu de adopción comienza su ministerio en nosotros cuando nos transforma internamente para dejar de ser hijos de ira y convertirnos en hijos de Dios. Esto se manifiesta en que ahora podemos confiar en la palabra de Dios, ahora caminamos como hijos en temor filial, ahora podemos vivir en gratitud al Padre, y ahora podemos tener comunión con los demás hijos de Dios. Por esta adopción, el Espíritu produce y mantiene una relación filial con el Padre; nos cambia y nos capacita para vivir como hijos de forma agradable a Dios; y nos asegura de nuestra relación filial con el Padre.