El Señor Jesús comisionó a 70 de sus discípulos a ir y proclamar el evangelio. Ellos regresaron gozosos de servir en la obra de Dios y de ser instrumentos del Señor para expulsar demonios. Jesús entonces les habla de tres tipos de gozo que el creyente puede experimentar. El primero es el gozo de la victoria de Dios sobre Satanás. El segundo es un gozo mayor, y este es por el hecho de que nuestros nombres estén escritos en el libro de la vida. Y el tercer y mayor fuente de gozo es la soberanía de Dios en la salvación. La doctrina de la predestinación nos enseña que por pura gracia Dios ha querido salvar para sí mismo y para su Hijo a un pueblo de entre la humanidad caída. Esta doctrina debe ser causa de humildad, gratitud, alabanza, gozo y consuelo en todo creyente.