El impío habló verdad (Juan 18:12-14)

Caifás, quien era el sumo sacerdote cuando Jesús fue arrestado, será recordado para siempre por las palabras que salieron de su boca: «Nos conviene que un hombre muera por el pueblo». Esas palabras estaban llenas de malicia. Él era un hombre que aborrecía a Jesús. Tenía un corazón duro lleno de ambición, corrupción e injusticia, al punto que quería dar muerte al autor de la vida. Pero lo que el dijo para mal, Dios lo uso para el mayor bien. La muerte de uno solo, de Jesús, era conveniente para la salvación de los pecadores de todo pueblo, lengua y nación. Así entonces, Cristo como fue atado y entregado para morir como un Cordero en favor de su pueblo.

Compartir: