Desde su primera mención y establecimiento en Génesis, podemos notar que el propósito del Día del Señor es la adoración a Dios. Después de terminar toda la creación, Dios reposó de su obra, no porque lo necesitase, sino para deleitarse en sus obras y dar una enseñanza a su pueblo. De esta manera, el Señor estableció un patrón que su creación debe seguir para buscar apartar un día entre siete, no solo para cesar de hacer cosas, sino para buscar deleitarse en el Señor que creó todas las cosas.