El descanso de Dios y el nuestro (Hebreos 4:1-4)

El hombre fue creado para gozar del reposo de Dios. Después de crear todas las cosas en seis días, Dios reposó en el séptimo, es decir, hizo su habitación donde su presencia especial estaría para que el hombre pudiera tener una deleitosa comunión con él. Sin embargo, el hombre por su pecado no entró al reposo de Dios. Por eso Cristo vino para guardar la ley y abrir nuevamente las puestas de ese reposo, donde puede entrar todo aquel que cree en él. Ese reposo ya lo disfruta todo cristiano al saber que Cristo logró su salvación, lo libró de la esclavitud del pecado y ahora ha encontrado la plena satisfacción de su alma. Además, el cristiano espera el reposo final donde morará en plenitud de gozo en el reposo de Dios.

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