El afán y la falta de fe

El Señor Jesucristo no tocó el tema del afán porque fuera dañino para la salud de sus discípulos, sino porque es pecaminoso delante de Dios. El afán nos incapacita para escuchar la palabra y nos hace infructuosos espiritualmente. Cuando los creyentes están llenos de afán están demostrando que tienen poca fe. Podemos ver el vínculo que hay entre el afán y la falta de fe cuando no podemos relacionar los milagros de Dios, sus promesas y su carácter con nuestras circunstancias actuales. Cuando leemos la narración de la travesía del pueblo de Israel a través del desierto solemos decir en nuestros corazón: “¿Cómo es posible que fueran tan incrédulos después de ver los prodigios de Dios?” Pero cada vez que estamos afanados no somos mejores que ellos. Entonces, ¿cómo vencemos el afán? Venciendo nuestra incredulidad.

Compartir: