El afán y el reino de Dios

De entre todos los problemas que pueden atribular a sus discípulos, el Señor Jesucristo elige tratar en ellos la tentación y el pecado del afán. Aunque el afán puede surgir debido a la codicia y deseo de amontonar tesoros materiales o por la preocupación por las necesidades básicas de nuestra vida, nunca es justificable vivir en ese estado de ansiedad. ¿Cómo podemos vencer este pecado con el cual ofendemos el carácter de nuestro Dios? Buscando el avance del reino de Dios, la comunión de los santos, la expansión del evangelio, la santidad personal, la oración privada, la meditación en la palabra, etc. En resumen, viviendo de una forma en la que las cosas de este mundo no nos tengan demasiado ocupados como para atender el reino del Señor como nuestra suprema prioridad.

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