Este salmo comienza con una descripción de la rebelión de las naciones y de los hombres impíos en contra de Dios. Pero la divina respuesta ante esta rebelión es risa y burla, pues los esfuerzos de los hombres son inútiles contra el poder soberano de Dios. Dios reina todo el mundo por medio de su ungido y rey. Este rey es el Señor Jesucristo, a quien las naciones mataron en su rebelión. Pero el Señor se rió de ellos cuando Cristo resucitó de entre los muertos triunfante, y ahora ha sido hecho Señor y Juez sobre toda la creación. Esto es un consuelo para la iglesia, porque su Rey vive triunfantemente y destruirá a todos sus enemigos. Para los que se rebelan, debe ser una amonestación para que se rindan ante él.