Cristo desea el gozo de sus discípulos (Juan 17:13)

Jesús oró al padre en voz alta delante de sus discípulos para que estos fueran consolados. A pesar de que estaba a unas pocas horas de ser entregado y crucificado, la mente de Jesús se enfocó en sus amados discípulos. Siendo verdadero hombre y verdadero Dios, Jesús deseaba consolarlos y que disfrutaran de su gozo. Este es un gozo especial y único que Cristo, como Mediador, consiguió para su pueblo, y consiste de restaurar al hombre a la comunión con Dios. La única forma en que el hombre puede tener gozo perdurable es poniendo sus ojos en Jesucristo, pues en el se encuentra la esperanza de la gloria de Dios.

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