En su oración, Cristo pidió a su Padre que lo glorificara. Y una de las razones que mencionó para consolación de sus discípulos es que Él glorificó al Padre al acabar la obra que se le dio. Esto es lo que fue acordado en el pacto eterno; el Padre le dio a un Hijo un pueblo para que lo redimiera, y cuando el Hijo hubiese terminado esa obra redentora y sacrificial recibiría gloria. Cristo consumó su obra al revelar y mostrar el camino al Padre, pero sobre todas las cosas, Cristo consumó su obra cuando se entregó como sacrificio por los pecadores. Esta es la base de nuestra salvación y nuestro gozo, que la obra de Cristo está concluida. Ahora ha resucitado de los muertos, ascendido a los cielos y está exaltado y glorificado. Vivamos para nuestro Señor y Salvador y adorémosle.