Consolación trinitaria (Juan 16:25-33)

El Señor Jesús cierra su mensaje dirigido a sus discípulos con una fuerte consolación: que el Dios Trino obra a su favor. El Espíritu Santo nos es prometido como aquel que ilumina nuestras mentes, alimenta nuestros corazones y guía nuestras vidas. El Padre es aquel nos ama y suple todo lo que necesitamos cuando vamos a él en oración. Y el Hijo es aquel Dios verdadero en quien nuestras almas tienen descanso, y quien no nos promete ser libres de aflicciones, pruebas y tribulaciones, pero podemos confiar porque es el que ha vencido este mundo. ¿Cual es, entonces, nuestro consuelo en esta vida y en la muerte? Que con cuerpo y alma le pertenecemos a nuestro Señor Jesucristo, que el Padre nos ama, y que el Espíritu nos guía a toda verdad.

Compartir: