Un compañero inseparable: Cristo y el Espíritu Santo

Una doctrina correcta del Espíritu Santo está entretejida y es inseparable de la persona de Cristo. Para desempeñar el oficio de Mediador era necesario que Jesucristo fuera llamado y ungido con el Espíritu Santo. Es por ello que en los hechos, obra y palabras de Cristo vemos la revelación más clara del Espíritu Santo. Un teólogo dijo: “Jesucristo tuvo un compañero inseparable toda su vida”, desde su nacimiento hasta su ascensión. Y ahora a través de ese compañero inseparable bendice a su iglesia. Ese compañero es el Espíritu de Dios.

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