La misión de Dios en las misiones es dar a conocer su nombre a todas las naciones para que lo glorifiquen. Dios lleva a cabo esta misión por medio de la predicación del evangelio acompañada del poder del Espíritu Santo trayendo nueva vida. La iglesia tiene el privilegio de participar en esta labor misionera al ser un pueblo de oración, al esparcir la semilla de la Palabra, y al plantar iglesias locales. Además, la iglesia debe orar y confiar en la soberana providencia de Dios y al mismo tiempo hacer planes y estrategias sabias para alcanzar a los perdidos.