La justificación y las buenas obras

Continuamos con el capítulo 16 de la Confesión de Fe de de 1689 que trata el tema de las buenas obras, donde nos humilla el ver que nuestras buenas obras no son perfectas. Pero nos anima saber que aun cuando están manchadas con pecado, Dios las ve hermosas en virtud de su Hijo. Los párrafos 4 y 5 delimitan el alcance de las buenas obras, que nunca llegan a un estado supererogatorio, ya que aun en su mejor estado están manchadas de pecado y lejos de alcanzar las demandas de un Dios justo. El párrafo 6 explica que las buenas obras de los cristianos no son trapos de inmundicia, pero tampoco son aceptadas por Dios porque son perfectas sino en virtud de Jesucristo. El párrafo 7 aclara que aunque cualquier buena obra de un hombre no regenerado es considerada pecaminosa, todavía debe llevarlas a cabo porque es más pecaminoso ante Dios no hacerlas.

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