Podemos titular este capítulo “Una ciudad lista [dispuesta] para el juicio de Dios” porque la pecaminosidad de Sodoma había llegado a su nivel más alto. Todos los hombres, desde el más joven hasta el más viejo eran perversos, al grado de tratar de violar a los dos huéspedes de Lot. La mente de cada uno de los habitantes de la ciudad estaba pervertida y totalmente afectada por el pecado. Hasta el mismo justo Lot y toda su familia fueron afectados por la perversidad de Sodoma. Sin embargo, Lot es arrastrado y librado de Sodoma (la cual fue destruida por el fuego derramado como un juicio de Dios) y enviado a un monte. Jesucristo es el monte al cuál todo pecador debe de huir para hallar refugio ante el juicio venidero de Dios.