Un libertador débil y un Dios poderoso (Éxodo 4)

En este capítulo Moisés sigue intentando escapar del llamado que Dios le ha dado. Sus pretextos no son simples muestras de humildad e incapacidad de cumplir la obra sino también una manera de huir de ella. Ante esto Dios le da dos respuestas. Dios le recuerda que él es el Señor y gobernador de la tierra y que él es poderoso. Para ello le dio tres señales: transformó su vara en serpiente, su mano sana en una mano enferma, y el mar en sangre. Todo lo cual era símbolo de una realidad espiritual.

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