¿Tienes un corazón codicioso? (Deuteronomio 25)

El décimo mandamiento prohíbe la codicia, es decir, el deseo envidioso o ansioso de tener algo que otro posee. Es una señal de la insatisfacción del corazón. En este capítulo Moisés muestra algunas formas en las que este pecado se puede manifestar en la vida de los hombres. Una de esas formas es en el deseo desmedido de venganza sobre aquellos que nos han hecho mal. Otro ejemplo es el de ser tacaños con los que nos prestan algún servicio, ante lo cual el Señor dice: «No pondrás bozal al buey que trilla.» Además, mostramos un corazón codicioso cuando nos rehusamos a hacer un bien a nuestro prójimo. Finalmente, la codicia se manifiesta cuando cerramos nuestro corazón para apoyar la causa del avance del reino de Cristo.

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