Santidad y hermosura en todo detalle (Éxodo 36)

En este capítulo continuamos con la narración de la construcción del tabernáculo y podemos preguntarnos, ¿por qué dar tantos detalles? Porque la construcción de la cual se está hablando no es la casa de Moisés, ni el palacio de Faraón. Es el lugar donde la presencia de Dios habitaría, y a través de todos los detalles descritos se nos recuerda de la hermosura y santidad de ese Dios. Si para la morada de Dios en el tabernáculo era necesario tanto detalle, de manera que todos reconocieran quién moraba allí, ¡cuánto más cuidado debemos poner en la morada del Espíritu, tanto en los creyentes individuales como en la Iglesia! Así como el tabernáculo no podía ser construido según la imaginación de los hombres, en el Nuevo Pacto la Iglesia se convierte en la casa de Dios y debe ser guiada y guardada con el mismo cuidado.

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