Cuando Noemí decide regresar a su tierra en Israel, sus dos nueras Rut y Orfa deciden acompañarla, no meramente por amor natural, sino porque alcanzan a vislumbrar algo de las promesas de Dios. Pero en medio del camino Noemí les habla de las pruebas que tendrían si regresaban con ella, como pobreza o el no conseguir un marido. Ante este panorama, Orfa prefirió volverse atrás a pesar de que había sido despertada momentáneamente a abandonar sus dioses para convertirse al único Dios verdadero. Sin embargo, Rut aceptó ese camino difícil. Rut no simplemente estaba haciendo un acto de caridad al decidir acompañar a su suegra hasta Belén, sino que estaba arrepintiéndose de sus malos caminos para convertirse en sierva del único Dios verdadero y vivir bajo su sombra y señorío y caminar en su pacto. Ella reconoció que vale la pena pasar todas las desgracias en esta tierra con tal de habitar bajo la sombra del Omnipotente.