Moisés continua exponiendo el quinto mandamiento de la ley de Dios para aplicarlo a la vida del pueblo de Israel. Lo primero se enseña en este capítulo es acerca de la provisión para los sacerdotes y levitas, lo cual es aplicado en el Nuevo Testamento al cuidado que la congregación debe tener respecto a la provisión material de sus ministros. También encontramos en este capítulo una exhortación a evitar aprender las costumbres paganas. En tercer lugar, este capítulo anticipaba la venida de Cristo cuando el Señor dijo «Profeta les levantaré». Cristo se encarnó para revelar la voluntad de Dios de manera definitiva. Todo hombre en todo lugar es llamado a obedecer su palabra y someterse a su voluntad, que es arrepentirse y confiar en él como el único Salvador.