¡Por gracia, por gracia, por gracia! (Deuteronomio 9)

Seguimos considerando el primer mandamiento de amar al Señor sobre todas las cosas. Una de las implicaciones de ese mandamiento es que hemos de reconocer todas las obras de gracia de Dios para con nosotros. Israel está ante la difícil tarea de luchar contra naciones poderosas y numerosas, pero Dios le recuerda que él va a pelear delante de ellos y por su gracia les dará entrada a la tierra prometida. La gracia de Dios era algo que el pueblo de Israel no debía jamás olvidar. Así mismo nosotros necesitamos recordar continuamente que solamente por gracia hemos sido salvos y perdonados y no porque los mereciéramos o por nuestra justicia. Reconocer la gracia de Dios nos lleva a vivir en obediencia, gratitud, contentamiento y servicio.

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