Este capítulo contiene rica enseñanza para el cristiano en diferentes aspectos. En primer lugar, nos lleva a contemplar que la promesa que Dios había hecho a Abraham de que le daría a él y a su descendencia una tierra se cumplió. Esto nos anima y recuerda que Dios es fiel y que ninguna de sus promesas dejará de cumplirse. En segundo lugar, este capítulo nos muestra que aunque Josué se hacía viejo seguía peleando las batallas del Señor y cumpliendo su voluntad. ¿Estamos envejeciendo de igual manera en el reino de Cristo, gastando nuestras vidas y tiempo para el Señor? Finalmente, este capítulo nos apunta a Cristo, quien acabó toda la obra que el Padre le dio y compró la paz para nosotros al sufrir en la cruz por nuestros pecados.