Lepra: Muerto viviente (Levítico 13)

Aunque no necesariamente la enfermedad que se está describiendo en este pasaje es la enfermedad de Hansen, lo que aquí se denomina como “lepra” era un gran símbolo espiritual porque mostraba de una forma vívida las consecuencias del pecado. Ambos destruyen a la persona. Ambos destruyen las relaciones interpersonales. Ambos hacen división entre Dios y el hombre. Y ambos son incurables. Así como el leproso no podía librarse de su mal, el pecador no puede hacer nada para librarse de la esclavitud del pecado y de la condenación eterna, solamente le queda poner su esperanza en el Dios Trino por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió en la cruz para limpiarnos de nuestros pecados.

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