La incredulidad de la primera generación de los hijos de Israel es contrastada con la fe de las hijas de Zelofehad. La primera generación no creyó que Dios les daría la tierra a pesar de que vieron las proezas y milagros que Dios realizó para liberarlos de Egipto y preservarlos en el desierto. Pero las hijas de Zelofehad tenían fe de que Dios les daría la tierra por heredad y van a Moisés a pedirle que la tierra que en el futuro recibiría su padre fuera preservada. Aquí tenemos una exhortación para vivir por la fe en la promesas de Dios y no por lo que alcanzamos a ver con nuestros ojos naturales limitados.