Las ciudades de refugio (Josué 20)

Este capítulo trata el tema de las ciudades de refugio. Estas ciudades fueron designadas para que cuando un israelita matara accidentalmente a alguien pudiera huir allí y ser protegido de la venganza de su familiar. Algo digno de notar es que aunque el homicidio hubiese sido accidental, el hombre debía quedarse permanentemente en la ciudad de refugio hasta que el sacerdote muriera. Esto nos muestra que Dios tiene una gran estima por la vida de los hombres, quienes fueron hechos a su imagen y semejanza. Así también nosotros debemos considerar la santidad y hermosura de la vida humana. El hecho de que el homicida accidental solo podía salir de la ciudad de refugio hasta que el sacerdote muriera nos dirige a contemplar a Cristo, quien como nuestro Sacerdote se entregó por nosotros los pecadores para que pudiéramos ser librados. Por tanto, él merece nuestra vida y adoración.

Compartir: