La ineludible justicia de Dios (2 Samuel 21)

Este capítulo nos enseña al menos tres cosas. En primer lugar, vemos que el mal que el rey Saúl había cometido contra los gabaonitas fue juzgado por Dios; esto nos enseña que no hay obra mala que que sea pasada por alto y eluda la justicia de Dios. En segundo lugar, Mefi-boset, descendiente de Saúl, merecía la muerte, pero fue perdonado debido al pacto de David con Jonatán; esto nos recuerda que nosotros los pecadores, aunque merecíamos la muerte, hemos sido perdonados por causa de la obra de Jesucristo en nuestro lugar. Finalmente, los hombres de David no quisieron que su rey corriera más peligros en la batalla, no fuera ser que se apagara «la lámpara de Israel»; esto nos señala a Cristo, la lámpara de su pueblo que nunca se apaga, sino que está encendida para siempre dando luz a su Iglesia.

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