La generosidad: Un fruto de la gracia (Deuteronomio 26)

Este capítulo cierra la aplicación que Moisés le da a los 10 Mandamientos para la vida cotidiana del pueblo de Israel. Como en el capítulo anterior, se toca el décimo mandamiento que prohíbe la codicia, pero ahora desde otra perspectiva. Israel no solo debía evitar la avaricia, sino que debía procurar la generosidad al traer sus ofrendas para los levitas y para los pobres del pueblo. Esto nos exhorta a nosotros a examinarnos respecto al uso que le damos al dinero. La motivación que tenía el pueblo de Israel es la misma que debe motivarnos como cristianos a vivir con liberalidad para el reino de Dios y para los necesitados: recordar que antes eramos miserables pecadores, pero que Dios en su gracia y misericordia nos salvo. Reconocer el amor y gracia de Cristo nos debe llevar a entregarnos por él.

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