La construcción del tabernáculo (Éxodo 26)

Cuando llegamos a las instrucciones para la construcción del tabernáculo, solemos leer rápidamente o inclusive saltarlas. Pero este capítulo no solo se trata de cómo se debía de construir el tabernáculo. También trata de la santidad de Dios, su condescendencia y su carácter celestial. Ciertamente Dios quería habitar y estar cerca de su pueblo, pero esta cercanía no debía dar pie a una falta de respeto. Por medio de las separaciones que hacían las cortinas para delimitar el Lugar Santísimo, el Lugar Santo y el atrio, el pueblo debía entender que Dios es santo y que hay separación entre él y el hombre. Nuestra separación se debe a que Dios es Creador y nosotros criaturas; él es Santo y nosotros pecadores. Pero por medio del sacrificio de Cristo ahora podemos tener acceso a la presencia de Dios.

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