El libro de los Jueces nos muestra que Dios se complace en darle giros inesperados a la historia del mundo. Él nunca deja de asombrarnos en su forma de obrar. Cuando pensamos que las cosas no pueden cambiar y que todas las esperanzas humanas han desfallecido, Dios interviene poderosamente y nos sorprende. En este capítulo 4 vemos algunos personajes muy conocidos como Débora y Barac, pero también encontramos a Jael, quien tomó un mazo y una estaca y atravesó las sienes de Sísara, capitán del ejército de Jabín. Esto nos muestra que Dios puede utilizar lo débil del mundo para dar su victoria. Además, nos señala a Cristo, la simiente prometida que aplastaría la cabeza de la serpiente de una forma inusual: mediante el sufrimiento de la cruz.