Inmoralidad y pureza (Levítico 18)

Este capítulo trata cuestiones de la sexualidad del pueblo de Dios. Dios es Señor de nuestra sexualidad y él determina lo que es correcto y lo que es inmoral, lo cuál es muy pertinente para la sociedad actual. Estas leyes no son únicas para Israel sino que son universales. Todos los hombres deben obedecerlas por ser criaturas de Dios. Pero la iglesia tiene una razón adicional para mantenerse pura. Y esta es porque ha sido redimida por Dios y él es su amo y Señor. Dios es santo y el pueblo que tiene comunión con él debe guardarse santo y apartado de las inmundicias. Tanto el hombre como la mujer deben vivir en pureza sexual no solamente de forma externa sino también en lo interno del corazón.

Compartir: