Imposible de maldecir (Números 23)

En este capítulo, Balac, el rey enemigo de Israel, le pide al profeta Balaam que maldiga a los hijos de Israel. Sin embargo, Dios se lo impide y más bien le dice cómo debe bendecir al pueblo de Israel reafirmando las promesas del pacto de que lo haría una nación grande y le daría una tierra para habitar confiadamente. En lugar de traer maldición, Dios trajo bendición sobre su pueblo. Este es un pueblo imposible de maldecir. ¿Por qué? Porque Dios es inmutable y fiel a sus pactos y promesas y porque Dios había perdonado a su pueblo y no veía iniquidad en ellos. Es imposible que la iglesia y el cristiano reciban maldición de Dios, pues ya no hay ninguna condenación para los que están en Cristo.

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