Gedeón: Un hombre débil en manos de un Dios poderoso (Jueces 7)

La historia de Gedeón nos recuerda de una realidad de la vida cristiana, y esta es que el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad. Dios quiso que el ejército que libraría al pueblo de Israel fuera muy pequeño para que Israel reconociera sin duda alguna que la salvación había venido de la mano poderosa de Jehová. Nosotros como cristianos nunca debemos olvidar que somos débiles, que sin Dios no podemos hacer nada, y que si no es por la gracia de Dios no tendremos victoria. Y cuando reconozcamos nuestra debilidad, podemos estar seguros de que si vamos al Señor en oración para pedir su gracia y bendición, Él nos la dará, pues se complace en usar hombres débiles para mostrar su poder. Finalmente, el evangelio también nos recuerda que nosotros no hubiésemos podido salvarnos a no ser porque Cristo vino y lo hizo todo por nosotros.

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