Flujo e impureza (Levítico 15)

Este pasaje trata de leyes concernientes a los flujos masculinos y femeninos que son normales y los que se deben a alguna enfermedad. Estas instrucciones tenían el propósito de guiar al pueblo de Israel a meditar en realidades espirituales. En primer lugar, en la universalidad del pecado, porque ningún israelita podía evitar estas situaciones. Y en segundo lugar, sobre la severidad de la ley, porque este tipo de inmundicia los impedía de acercarse a la presencia de Dios. ¿Cómo nos apuntan estas leyes a Jesucristo? Cristo sanó a una mujer que padecía flujo de sangre, mostrándonos el poder que tiene para librarnos de la condenación de la ley al recibir sobre sí el castigo que merecían los pecadores.

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