¡En marcha, ejército de Dios! (Números 10)

A partir de este capítulo el pueblo de Israel comienza su marcha en pos de la tierra prometida. Así como en el Antiguo Testamento el pueblo de Dios era un ejército, en el Nuevo Testamento la iglesia de Dios también es un ejército que está llamada a militar por el Señor. No conquistamos por armas carnales y físicas, sino por medio de la predicación de la palabra, la oración y el amor unos con notros. En este capítulo también podemos ver la obra de Cristo. Porque así como el arca del pacto iba delante del pueblo para buscarles descanso, el Señor Jesús afirmó su rostro a Jerusalén para buscar el descanso de su pueblo. Y ha ascendido para buscarnos el eterno descanso. El día viene cuando seremos librados de la aflicción, peligro y tentaciones de este desierto y entraremos en el lugar de descanso para habitar con Cristo eternamente.

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