La historia de Abimelec da algunas lecciones sobre la importancia del temor a Dios. En primer lugar, este pasaje nos recuerda que hay un Señor y Dios gobernando sobre el mundo y que no pasará por alto el pecado. A la luz de esto como cristianos hemos de esperar en él cuando seamos objeto de injusticias o males, sin intentar vengarnos o deseando el mal, sino encomendando nuestra causa a aquel que juzga con justicia. Además, si Dios gobierna sobre el universo debemos de guardarnos de pecar contra él, pues él conoce todas las cosas. Finalmente, este pasaje nos recuerda que Cristo, aunque sufrió injustamente, fue vindicado por medio de su resurrección y será vindicado de manera definitiva en su segunda venida.