El altar del incienso: Dios escucha a su pueblo (Éxodo 30)

El altar del incienso tenía el propósito de representar las oraciones que el sumo sacerdote hacía a favor del pueblo. Y a lo largo de la Escritura continúa la asociación del incienso con las oraciones del pueblo de Dios. Del altar del incienso podemos aprender que era la voluntad de Dios el escuchar las oraciones de su pueblo, pues él mismo ordenó su construcción. Y además se complacía con el olor grato del incienso. Es una gran alegría saber que el Dios que vive feliz sin nosotros tiene complacencia en recibir las oraciones de su pueblo. Finalmente, el lugar donde estaba colocado el altar del incienso demostraba al pueblo que la razón por la cual subía ese olor fragante a la presencia de Dios era porque ya se había hecho un sacrificio y la ira de Dios había sido apaciguada.

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