Continuando con la historia de la vida de Jacob, encontramos en este capítulo dos narraciones aparentemente no relacionadas. Una acerca de la descendencia de Jacob y otra acerca de la riqueza que llega a adquirir y los problemas a los que se enfrenta en el camino. Sin embargo, estas dos narraciones nos presentan dos cumplimientos de una misma promesa. De los versículos 1 al 24 vemos que Dios comienza a cumplir lo que había dicho de la descendencia de Abraham, que sería como las estrellas de los cielos que no se pueden contar. De los versículos 25 al 43 vemos que por causa de Jacob, la casa de Labán es bendecida, y Jacob mismo es bendecido, cumpliéndose así la promesa de que en la simiente de Abraham serían benditas todas las familias de la tierra. Estas dos promesas tienen su cumplimiento final en Cristo y nada podrá estorbar su realización porque Dios es fiel.