Da de gracia lo que de gracia recibiste (1 Samuel 30)

La historia de David fue una sombra o anticipo de los triunfos y glorias de nuestro Señor Jesucristo. Hasta este punto de la historia, David había estado huyendo de sus enemigos pero finalmente comienza cosechar los triunfos después de sus sufrimientos. Vemos a un David triunfante en dos aspectos. En primer lugar, David fue triunfante en su fe, pues en medio de la aflicción puso su confianza en Dios y se fortaleció en él. De la misma manera, Cristo se fortaleció en Dios cuando estaba en angustia en el huerto de Getsemaní. En segundo lugar, David fue triunfante en la batalla, tal como lo fue el Señor Jesucristo al resucitar. En esta historia también aprendemos que si hemos recibido la gracia de Dios, debemos mostrar gracia y perdón hacia nuestro prójimo.

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