Este capítulo final del libro de Números nos enfatiza al menos tres cosas. En primer lugar, nos recuerda la promesa que el Señor le dio a Abraham de que le daría la tierra de Canaán. A pesar de todas las dificultades y pecados del hombre, la promesa de Dios no podía fallar. En segundo lugar, vemos que los primos de las hijas de Zelofehad representan a esta nueva generación de israelitas que confía en la promesa de Dios, a diferencia de aquella generación que pereció en el desierto a causa de su incredulidad. En tercer lugar, este final del libro de Números anticipa un nuevo comienzo, esto es, la toma de la posesión de la tierra prometida, cuya importancia era que Dios habitaría con su pueblo allí. De manera similar, todos los que están en Cristo viven anticipando aquel día cuando recibirán su herencia celestial